Tango

A mediados del S. XIX, en barrios de la clase social baja nace un ritmo único, una mezcla entre música criolla, afro y europea. Antes estos bailes y melodías fueron mal vistas por la clase social alta y surge la milonga, con un ritmo más ágil y más pícaro.

El Tango surgió en las villas de emergencia, lugar donde se alojaban los inmigrantes a las orillas del río cerca del puerto para conseguir trabajo rápido con la llegada de los barcos. En estos comienzo la melodía que formaban las guitarras, tambores y flautas eran bailadas por hombres y excepcionalmente por mujeres, porque era una baile muy sensual para que realizaran aquellos movimientos.

El tango no era reconocido como género musical por la iglesia ni por la clase social alta. Hasta que llegó a París donde se popularizo rápidamente y convirtió en un ritmo muy conocido. Como en esa época Buenos Aires era llamada la París de América, no sólo por su similitud arquitectónica sino también por el parecido que buscaban constantemente los lugareños, las clases sociales altas lo adoptaron comenzado a ser el gran ritmo de Buenos Aires. Esta época fue llamada el Siglo de Oro del tango donde poetas como Enrique Santos Discépolo y músicos como Horacio Salgán, se juntaban y creaban conjunciones.

Entre los años 1960 y 1970 se dio un bache musical, en el cual no se producía tango hasta que Astor Piazzolla, un bandoneonista, levanto este ritmo transformándolo en un Tango más moderno y exquisito. Renovó el tempo, haciéndolo más ágil, en un compás de 2/4. Junto con estos cambios se renovaron los instrumentos, utilizando por la guitarra, el piano, el bandoneón el violín y el contrabajo como instrumentos característicos del ritmo. En 2009, la Unesco declaró al Tango como patrimonio cultural intangible de la humanidad.

Justina Vazquez

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